Algo que probablemente pase después de este taller es que cada uno de nosotros vuelva a los hábitos alimentarios que cada uno de nosotros criticamos en cada lámina y cada exposición. Es muy difícil que cambiemos rotundamente nuestros hábitos alimenticios. También creo que después de cada taller cada uno de nosotros se lleva un aprendizaje que queda archivado en nuestra cabeza para posteriormente ser recordado a la hora de cocinar o ver a alguien cocinando.
El cambio lleva tiempo, y debe arrancar por nosotros para ser el ejemplo que usemos a la hora de querer realizar un cambio en los demás.
Con talleres como hoy, queda demostrado que comer rico y sano (Porque compañero al que le preguntaba que le parecía la sopa, compañero al que le gustaba) es una tarea sencilla.
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